lass="firma"> Zaragoza, 10 de febrero de 2006



 

ión ALPE Acondroplasia - Dimensión Social - 60 centímetros

Fundación ALPE Acondroplasia

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Dimensión Social

60 centímetros

Con qué poco inquietó mi ánimo; aún soy demasiado frágil. En un segundo todo el trabajo de asunción, de reconocimiento, de sosiego se vino abajo y me vi como un estúpida buscando en la cartilla cuanto medía ella a los 6 meses.

Sólo duró una noche pero no puede ser.

No es fácil levantar la cabeza y sonreír cuando la vida se empeña en ponerla bajo su pie ahí, bien cerca del suelo, así que cuando consigo superar ese tremendo obstáculo no puedo dejar que nadie me venza de nuevo. Y menos por 60 cm.

Siempre intentando ser tan escrupulosamente objetiva, buscando el punto justo a cada cosa, procurando dar la medida exacta en todo... No, no. Mi estabilidad, y con ella la de mi gente, está en juego y eso no tiene precio. Se vive muy bien mirando sus ojitos y su sonrisa maravillosa, besando esos mofletes exquisitos, poniéndola preciosa con sus coletillas y su ropa vistosa, oyéndola llamarme “papá” aunque sepa perfectamente que soy su madre... no se si es una forma de engañarme pero quiero ser feliz así. Y hacernos así felices a todos. O al menos no amargarnos porque no hay motivo.

Quien se deje llevar por el pánico, que arree. A veces es más fácil dejarse arrastrar por el dolor y esperar que los demás vengan a recogerte. Yo, como no sé si habría alguien dispuesto y visto lo visto, opto por la auto-ayuda. Y tengo derecho ¿no?, que ya vale.

Con la de cosas que he aprendido este año. La primera es que todo es según la forma en que se mire y la segunda y primordial que no debemos estancarnos en el pensamiento de algunas cosas, hay que dejarse llevar.

Repasando el documental de Yago me di cuenta de algo que me emocionó: allí estaba ese niño, con sus hermosos ojos y su conversación amable y sincera. No puedo dejar de escucharlo ni de MIRARLO. Es un niño enano, como mi hija, pero verlo no me hace daño. Al contrario, no puedo dejar de hacerlo.

Todavía recuerdo cuando, un mes después de dar a luz y recibir la terrible noticia, vi a una niña enana de 9 años en la Asociación de Zaragoza. Fue un golpe duro. Como ya dije una vez, no estaba preparada para ver lo que mi hija iba a ser dentro de unos años. Pero ahora todo es diferente. Ver a Yago no me duele, es así. Veo a un niño enano pero, ante todo, veo a un NIÑO. No tenía por qué ser de otra forma ¿verdad? Tengo la sensación de que esto es un primer paso hacia mi normalización de todo esto. Y ha sido natural, no he tenido que forzarme a ello.

Recuerdo también a Carmen cuando me decía en noviembre lo orgullosa que se había sentido al darse cuenta de que su hijo caminaba junto a ella con el mismo paso. Creo que tuve una sensación similar cuando Ainhoa se sostuvo sentada sin apoyarse o, este domingo, cuando la vi en pie encorsetada en su “bipedestador” de escayola. ¡Y lo que me queda por celebrar!. Entonces, ¿qué son 60 cm.? y, sobre todo, ¿qué tienen que ver conmigo?.

Zaragoza, 10 de febrero de 2006