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Dimensión Social

Jóvenes Discapacitados
Publicado en la revista "Temas" para el debate, en un especial sobre discapacidad

Los jóvenes discapacitados nos encontramos cada día con una serie de problemas e injusticias que, en muchos casos, nos dificultan realizar una vida normal, como la de cualquier otro jóven. En España 677.000 jóvenes sufren algún tipo de limitación y de estos tan sólo alrededor de un 4% accede a los estudios universitarios. Las tasas de desempleo duplican o triplican a las del resto de los jóvenes. En muchos casos nos vemos imposibilitados y marginados en muchas actividades de ocio o, incluso, bares y discotecas.

¿Y cómo respondemos desde la izquierda a esta realidad social?. ¿Cuál ha de ser la respuesta de la izquierda en relación a la discapacidad?

Para empezar ya es hora de que la izquierda incorpore a la agenda política la discapacidad. Y que sea una incorporación sincera, más allá de meros apuntes o anécdotas electorales. La izquierda tiene que llevar a cabo un replanteamiento absoluto de las políticas de discapacidad y para ello hay que acabar con la idea de la Integración Social, porque los jóvenes con discapacidad viven en la sociedad, no hace falta que se les integre, lo que necesitan es que se cumplan los derechos que les son violados. Por ello, la izquierda tiene que acabar con esa falsa idea de solidaridad y de caridad en torno a las que giran las políticas de discapacidad.

Debemos empezar a hablar de derechos y de justicia social; es decir, que cualquier joven, independientemente de sus condiciones físicas, tenga las mismas oportunidades y pueda disfrutar de los mismos derechos, que cualquier otro. Y esta tarea, la de garantizar la igualdad de oportunidades, es algo que precisa para su desarrollo de la existencia de un fuerte Estado de Bienestar. La accesibilidad, por ejemplo, tiene que convertirse en un requisito legal para la apertura de cualquier edificio ya sea público o privado, y la administración laboral tiene que hacer cumplir la normativa sobre la cuota de la reserva de empleo. La igualdad de oportunidades de los jóvenes con discapacidad no tiene que ser una simple declaración de principios, sino una verdadera declaración de derechos.

También la izquierda tiene que hacer un análisis objetivo y crítico de las políticas de discapacidad que se están llevando a cabo en nuestro país.

En cuanto al empleo, sí que ha habido avances, pero es llamativo que la inserción laboral de los jóvenes con discapacidad, en su gran mayoría, sólo se realice a través de los Centros Especiales de Empleo. Es la Administración pública, la que ha de liderar la incorporación laboral de las personas con discapacidad. En lo concerniente a la accesibilidad, no debemos caer en el error de establecer un modelo de discapacitado único; tenemos que llevar a cabo políticas de eliminación de barreras integrales, es decir, pensando en todas las discapacidades e incluso, pensando en que tales eliminaciones favorecen al conjunto de la sociedad. Tampoco es concebible que en el siglo XXI, aquellos jóvenes con alguna discapacidad que les imposibilita vivir de forma autónoma, si desean emanciparse, como aspiramos la mayoría de los jóvenes, tengan que depender de sus familias o de su capacidad económica, para así poder contratar alguien que les ayude. También se olvida otro factor esencial en la vida de todas las personas, que es un elemento más del concepto de la calidad de vida, como es la sexualidad. Los jóvenes con discapacidad tienen las mismas necesidades y derechos a recibir una educación y orientación sexual para mantener una buena salud sexual y sobre todo, para que el hecho de tener una discapacidad no suponga la merma automática de nuestra actividad. Lo uno no está reñido, ni mucho menos, con lo otro. Vemos como en muchos países, sobre todo los nórdicos, este tema ya está superado y se llevan a cabo políticas públicas bastante interesantes, que en nuestro país todavía ni se han planteado. Ante esta realidad social, la epidemia neoliberal que nos está afectando en los últimos tiempos se olvida de los jóvenes que tenemos algún tipo de discapacidad. Se trata de un peligroso modelo de sociedad basado en el darwinismo social, en la ley del más fuerte, en donde hablar de justicia social, de derechos sociales, es hablar de subida impuestos. La izquierda no debe caer en este debate, que por encima de la subida o bajada de impuestos están los derechos de las personas con discapacidad y la dignidad de una sociedad.

Y eso, precisamente, es lo más importante. Nuestra sociedad no podrá sentirse a gusto consigo misma y considerarse plenamente democrática en tanto en cuanto no nos garantice, a todos, la misma igualdad de oportunidades.

La discapacidad es, sin duda, el nuevo reto de la izquierda para el siglo XXI.

Felipe Orviz Orviz
Coordinador del Grupo Federal de Inclusión Social de las Juventudes Socialistas de España